Esta mañana madrugué (hacía fresco, aunque luego hemos pasado más calor que en el verano) porque la lista de tareas era larga.
Me fui con la intención de quitar las plantas del huerto de verano y dejar la tierra limpia, ya que el viernes quería regarla (han cargado hoy la acequia Almansa) y a primeros de la semana que viene (con jugo en la tierra) pues sembrar las habas.
Cuando llegué, al ver que pasaba agua por la acequia, preparé los tubos del riego de las patatas y les metí el agua. Han llevado un buen riego. Después llené la alberca hasta los topes.
Ya, más bien tarde, me puse a quitar las plantas de los pimientos y las cañas de los tomates de ensalada y de los Cherrys y como tenía que hacer otras cosas más urgentes dejé el trabajo a medias. Queda por tanto que arrancar las plantas de los tomates y las de las berenjenas, darle una pasada rápida con la desbrozadora, regar la tierra, echarle estiércol, ararla y surcarla (¡una buena "peoná"!).
Y como el día tiene las horas que tiene, pues no podemos hacer más, así que en otra ocasión seguiremos con la faena. Si uno quiere disfrutar del campo, éste no te puede estresar y lo que no se haga hoy se hará cuando se pueda (aunque la verdad es que me faltan horas del día).
Tuve que cambiar de actividad y me puse con la puerta de la cocina, hacía falta tenerla lista para el fin de semana. Le he dado dos vueltas de barniz y le he colocado los cristales, el primo Víctor Cordón me los trajo ayer y hoy ya se han quedado puestos. El resultado ha sido estupendo, ahora parece una puerta antigua y no vieja como parecía antes.
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