Las parras del camino hacia el gallinero han cumplido ya su segundo año y medio y algunas de ellas han comenzado a dar fruto.
El año pasado, al ser parras tan jóvenes, la cosecha fue mínima, yo diría que simbólica, ya que solamente hubo dos racimos en las montúas, un par de ellos también en las rojas italianas y otros tantos en las moscateles del talud del 2º bancal. Lo malo de todo esto es que no probé ninguna uva en condiciones.

Cuando los granos iban alcanzando su madurez llegaba siempre el pajarraco antes que yo y se las comía, hasta que lo dejaban "pelao"
Este año la cosecha va a ser un poco mejor, con lo que he decidido tapar los racimos de uvas del alcance de los pájaros e intentar probarlas.
Nuestro amigo VIÑALARGA, experto en estas y otras muchas labores agrícolas, aconseja que las envolvamos en papel de periódico, lo atemos con un poco de rafia o con grapas y evitaremos que las piquen los pájaros y que después se los coman éstos o las avispas.

Pues realizando esta labor estaba cuando me vio el vecino Juan José y se interesó por mi faena. Tras comentarle lo que estaba haciendo me contó que la viña que él tenía tuvo que arrancarla y su hijo la ha sembrado después de mangos.
Comentaba Juan José que le habían aconsejado colocar un buen espantapájaros para ahuyentar a los mirlos y gorriones. Hizo uno que hasta a él le daba miedo, pero que no tuvo resultados, los pájaros entraban en picado y ni se inmutaban del monstruo "desarropao".

Más tarde le volvieron a decir que colocara discos de CDs por toda la viña, que era muy eficaz. Ocurrió como el caso anterior, los pájaros se lanzaban hacia las uvas y se las comían sin que nada las espantara. Para colmo dice que las pocas que quedaban en las cepas se las comían también algunos pájaros de tres patas, con lo que se aburrió y abandonó definitivamente la viña.
Al despedirse me dijo que le tenía que contar si nuestra técnica era eficaz. ¡Esperemos que de resultado!.

Otra cosa; he sacado las semillas de los zapallitos de tronco para secarlas y reservarlas para el año que viene. Han salido muchísimas. Los zapallitos por dentro son muy parecidos a las calabazas totanas, Silvio se ha llevado los dos ejemplares para que su "mama" haga un buen puchero.
La sandía que me dio Mateo ya la he recogido. Ha pesado más de 5 kg. y estaba en su punto, allí mismo no hemos comido una buena "calá" y nos la hemos repartido Silvio y yo. Guardaremos sus semillas porque realmente está muy sabrosa.