Hacía una tarde fresquita y como la tierra estaba un poco seca me he puesto a regar el huerto de una punta a la otra. También he regado los sarmientos nuevos de este año y los mangos con el goteo.
He recogido tomates de pera, unos cuantos pimientos, una coliflor, una papaya (también con más de 3 kg.) y 3 calabacines. Mañana haremos nuestro primer gazpacho.
Es importante que el tomate, para que se aprecie todo su sabor, debemos de recogerlo maduro.
Cuando cae la tarde suelo coger un tomate para comérmelo recién cogido de la mata. Su sabor me recuerda a los veranos de mi infancia. Son momentos insignificantes, pero cargados de un valor especial que te llenan de satisfacción y orgullo.
Cuando cae la tarde suelo coger un tomate para comérmelo recién cogido de la mata. Su sabor me recuerda a los veranos de mi infancia. Son momentos insignificantes, pero cargados de un valor especial que te llenan de satisfacción y orgullo.
Las ciruelas que hay encima del cortijo ya están tomando color, aún les falta para estar maduras, pero a nosotros nos gusta mucho el punto que tienen entreverao; están ácidas pero muy buenas.
He atado también algunas matas de tomates.
Parece que las plantas enfermas se han estabilizado y están cuajando de nuevo frutos. Estaremos pendientes de su evolución. La mayoría de las matas siguen sanas.
Nuestro amigo el chamaleon sigue en la araucaria. Localízalo en la fotografía de la izquierda.
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