AMANTES DEL CAMPO

lunes, 22 de agosto de 2011

PATATAS EXTRATEMPRANAS


Con las primeras luces del día, montado en mi inseparable Yupi, me he dirigido hacia el cortijo con la intención de sembrar patatas. A esas horas hacía algo de "rasquilla" y no es que haya pasado frío, pero sí que le quité gas a la moto porque el fresquito se me metía hasta los huesos.


En el trayecto, se me vino a la cabeza una anécdota que mi madre me ha contado en un par de ocasiones de mi abuelo Pepe y las patatas.

Es posible que estemos hablando de hace 60 años más o menos. Mi abuelo Pepe era un hombre trabajador y muy emprendedor. Dejó de trabajar en el ayuntamiento porque quería llevar sus tierras y establecerse por su cuenta. Tuvo muchas iniciativas aunque en ninguna de ellas tuvo el pobre mucha suerte.


El abuelo, no es que fuera un terrateniente, pero si poseía bastantes tierras tanto en el secano como en la vega de El Padul, podríamos decir que gozaba de una posición holgada. Un año se le ocurrió sembrar todas las fincas que poseía en la Vega de patatas. Tuvo que comprar semilla, pagar los peones para la siembra y sus labores culturales, de tal manera que se le acumuló un gran gasto.



Poco antes de recoger la cosecha tantea el mercado y se entera que los precios habían caído por los suelos (que pena me da recordar la angustia que pasaría mi abuelo, siendo como es la persona más venerada y querida en nuestra familia), según dice mi madre, no se las pagaban "ni a perrilla". No se amilanó y cogió el camino y se fue a Málaga, en busca de barcos o transportistas que quisieran llevarse su mercancía.


No consiguió darle salida a sus patatas y volvió al pueblo desolado. Cuando llegó el momento de la cosecha hizo correr por todas las calles, que todo aquel que quisiera patatas gratis que fueran a sus tierra y se llevaran todas las que quisieran. Cuenta mi madre que la gente iba hasta con carros a por las patatas de Pepico.

Yo solamente voy a sembrar una caja de patatas, me gustaría tener buena cosecha y emulando a mi abuelo, también las compartiré con la familia y amigos.

Pues bien, en la hoya, donde sembré las habas, que lo había dejado de barbecho, es donde he sembrado las patatas.

Lo hago todo con el rotavator: primero aro la tierra, luego con la reja hago una pequeña incisión sobre esa tierra arada, sitúo las patatas de semilla y luego, de nuevo con la reja las entierro. Solamente con la azada repaso los surcos para que queden parejos y ya está. Para diciembre-enero espero coger la cosecha, ya avisaré (abstenerse de traer carros).

2 comentarios:

  1. Buena tierra teneis para sembrar "papas", no como la mia, con más piedras que nada. La primera caja de simiente que hay en la foto parecen "ojo de perdiz", las mejores que conozco.

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  2. Efectivamente. Veo que sigues teniendo buen ojo (no de perdiz, de halcón). Las consiguió un amigo en Guadix, Granada, y es cierto que están sabrosísimas. Las otras son spunta.

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