AMANTES DEL CAMPO

martes, 18 de octubre de 2011

SEMBRANDO HABAS


Tal y como tenía previsto esta tarde he sembrado las habas en el segundo bancal.


Ayer aré la tierra, estaba en su punto, tras regarla el sábado pasado. Iba con ganas y no me lo pensé dos veces, retiré las gomas del goteo de los mangos, coloqué las cuchillas al rotavator (el motocultor o mulilla mecánica) y le pegué un tirón a la cuerda, empezó a rugir como un león.


Cuando aro con el motocultor sigo el consejo del amigo Miguel, "El Sevillano", hombre de campo y especializado en arar con mulillas. Decía que había que darle a la tierra una primera vuelta rápida, con el ancho que abarcaran las cuchillas y a velocidad media. Y después, una segunda vuelta, con la velocidad más rápida, abarcando la mitad de las cuchillas, con lo que en la pasada siguiente íbamos borrando la línea del eje que quedaba marcada en la tierra (llevándose de esta manera tres vueltas la tierra). El resultado final era estupendo, se quedaba toda la tierra homogénea y bien mezclada.


Se me hizo corta la faena, así que coloqué el surcador y en 10 minutos dejé la tierra lista para la siembra de las habas para mañana.


Yo suelo echar las habas en agua unas horas antes de sembrarlas, de esa manera les acelero la germinación. Es importante que la tierra tenga humedad suficiente para mantener la hidratación de la semilla, si no se interrumpe su crecimiento y no nace. Si todo va bien en 8 o 10 días comienzan a brotar las primeras matas.


En nuestra zona se deben sembrar las habas muy claras; es decir, con un marco de plantación bastante amplio. La distancia entre golpes de semillas ha de ser de 80 cm. a 1 m. y se alternan 2 y 3 semillas por golpe.

Los primeros años las sembraba como se hace en Granada, muy juntas (a 50 cm.) y echando de 4 a 5 semillas por golpe. El resultado era una selva impenetrable. Cuando entraba en ellas rompía muchas matas y, lo más importante, la espesura de la matas provocaba que cuajaran muy altas, con lo que las primeras flores se perdían.

Si las matas están sembradas claras se favorece la circulación de aire y, al mismo tiempo, la polinización, también se evitan enfermedades, con lo que suelen cuajar desde las primeras flores.

Otra cosa, en nuestra comarca las habas matean mucho; es decir, de una misma semillas suelen salir 3 o 4 matas, con lo que al final también se terminan cerrando (pero se puede pasar entre ellas sin estropearlas). Hay quién pinza la guía de las plantas para provocar que broten nuevas matas desde abajo. Yo solamente hago esto cuando la mata está grande y hay pulgón, de esa manera lo elimino sin utilizar insecticidas.

Un inconveniente que tiene esta técnica es que las matas cuando llueve con viento se suelen tumbar. Si se siembran más juntas se minimiza este problema.

En el primer golpe y en el último de cada surco tengo por costumbre clavar una caña que me sirve de referencia.

4 comentarios:

  1. ¿Para qué te sirve de referencia la caña?. Veo que tienes habas negras igual que yo; esas tienen una vaina muy larga.

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  2. Las coloco para saber donde echo el primer y último golpe de habas. Sirve de referencia solo al principio,luego cuando salen ya no tiene sentido. Será una manía, con las patatas hago lo mismo, también cuando siembro el huerto de invierno, coloco la caña para diferenciar los diferentes tipos de cultivos.

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  3. Querido primo por fin volvemos a estar en contacto. Ya hemos visto, Chary y yo las reformas que estás introduciendo en el cortijo, que se te está quedando de lujo: con esa puerta, y ese muro ¡y qué decir de la hornilla!, que dan ganas de no parar de cocinar. Y además las habas sembradas y preparadas para comer ¡qué lujo, tío! Espero que esteis todos bien. Nosotros esperando que mañana operen a Paco si todo va bien. Un beso.

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  4. Ahora a esperar a que le regalen a la Joaquina la paletilla y "En Abril aguas mil y habas".

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