Amaneció un día claro y freso por la Costa Tropical y, a lo largo de la mañana, el cielo se fue cubriendo de nubes. Poco a poco la temperatura terminó siendo agradable, sobre todo, para el trabajo; yo he he estado toda la mañana en manga corta.
Como en el campo no se puede trabajar todavía porque la tierra sigue estando muy húmeda, la tarea principal que traía para hoy era voltear el compost.
El material que echemos en la pila del compost ha de estar lo más triturado posible, para que la superficie expuesta a las bacterias que lo descomponen, sea también la mayor posible. La pila hay que moverla una o dos veces por semana. Esta acción se realiza, en primer lugar, para mezclar bien todos los ingredientes, y, en segundo, para que los productos que están fermentando no se compacten excesivamente y se mezclen con el oxígeno (función aerobia), acelerándose el compostaje. Con esta tarea, también evitamos malos olores, siendo el producto final más equilibrado.
Mientras le daba la vuelta al material, le he ido añadiendo capas de estiércol de gallina recién cogido. Ésto hará, junto con la humedad que posee la pila, que aumente la temperatura de la misma, con lo que las próximas vueltas tendré que dárselas cada tres días, ya que no interesa que suba la temperatura de la fermentación por encima de los 70 ºC. No tengo un termómetro para medir la temperatura, pero si está muy caliente lo noto enseguida, entonces lo que hay que hacer es regar la pila abundantemente para bajarla. Para que el proceso se desarrolle equilibrado ha de estar la temperatura entre 35ºC y 70ºC.
Han pasado 12 día y la mezcla ya va tomando un color oscuro, señal que la materia verde ha liberado casi todo el nitrógeno que llevaba.
A mí me han puesto el metralleta, porque hacía un post cada dos dias .... Compañero, tú llevas uno diario. Pero me gusta mucho, hemos coincidido hasta en lo del nido, el mío de chamarizo en un mandarino.
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