La tierra sigue húmeda después de las últimas lluvias. Para trabajar el campo es mejor esperar a que se oree un poco.
Lo que no espera son las habas. De un día para otro ya hay que ir cogiendo las más grandecillas para que no se ponga duras. Hoy he cogido una bolsa grande con la intención de pelarlas y congelarlas. Así tenemos habas durante todo el año. Pero cuando he llegado a la casa le han dado un mejor destino, la cazuela.
Las habas están buenas recién cogidas, fritas o en tortilla, lo importante para que estén sabrosas, es que estén frescas y no muy gordas. A nosotros nos gustan crudas, con un vasito de vino y, si tenemos a mano, con salaillas. Aunque también nos encantan fritas con jamón (o paletilla) y cebolleta y acompañadas de un par de huevos, que así es como nos las hemos comido hoy.
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