Esta mañana, he preparado en el gallinero un apartado, para echar provisionalmente los pollitos, mientras son más grandes.
Las gallinas son muy territoriales, si llevamos un espécimen nuevo al gallinero, lo persiguen y lo aíslan, no aceptándolo hasta que pase una buena tamporada.
Otra curiosidad de los Gallus domesticus es que existen jerarquías dentro del gallinero, sí, sí. En el escalón más alto está el gallo y sus gallinas favoritas (esto parece un harén), que suelen ser las más viejas o sus contemporáneas; en el siguiente escalón están las que no son favoritas, que, cuando le apetece, también son sometidas a los deseos libidinosos del gallo y, finalmente, están las gallinas que han llegado en último lugar o pertenecen a otra raza o clan ya formado con anterioridad.
Si echara los pollitos tan pequeños en el gallinero, junto a las demás, estas les picarían y los matarían. Por ello les tengo que hacer un apartado, con tela metálica, para que no tengan contacto físico, pero sí visual. De esta manera, las gallinas adultas, se van familiarizando con sus nuevas compañeras.
Cuando lleven un mes, más o menos, viéndose, las gallinas adultas han perdido la curiosidad por sus nuevas vecinas, resultándoles indiferentes; además, si los persiguieran, lo pollitos son ya zagalones y con buenas patas para escapar de los picos de sus enemigas. Así pues, les quito la tela metálica y el nuevo grupo va ocupando ya su lugar en el gallinero.
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