AMANTES DEL CAMPO

viernes, 8 de julio de 2011

AMANECER EN LA VEGA DE ALMUÑÉCAR


Esta tarde volvemos a huir de la costa granadina buscando la tranquilidad de los pueblos del interior  (vamos siempre al contrario de la mayoría, la verdad es que desde que yo era joven, nunca he ido con las mayorías, soy miembro permanente de la oposición).



El caso, es que tenía que dejar el huerto regado para el fin de semana y, como soy más de madrugar que de trasnochar, no he tenido problema en estar sobre las siete en el cortijo. Desde luego el espectáculo de color, luz y vistosidad es inigualable. ¡Qué lujo es estar rodeado de verde por todos lados!



Recuerdo a mi amigo Paco de Sevilla, compañero de la mili y hoy un eminente endocrino a nivel internacional, cuando lo invité al cortijo hace ya la friolera de 25 años, que él pensaba que de Granada hacia abajo estas tierras estaban semidesérticas y sin vida. Cuando asomamos por la cuesta de Taramay y paré el coche para observar la Vega de Río Verde, no daba crédito a sus ojos: a nuestros pies se extendía una extensa alfombra verde de chirimoyos que impedían ver durante kilómetros y kilómetros el mismísimo suelo, y sus laderas estaban cubiertas de plantaciones de aguacates y nísperos en sus horizontales y ordenados bancales. No sabía como decírmelo, pero susurró: "es lo más bonito que he visto nunca".



Los que la vivimos a diario no apreciamos muchas veces lo que tenemos, pero si es verdad que tenemos que reconocer que nuestra vega es un monumento natural de primer orden y que no hace muchos años, estuvo en peligro de desaparición por la avaricia del ladrillo.


Entusiasmado por el paisaje que me rodeaba y antes de inundar de frescura y alegría las plantas del huerto, he querido compartir con todos nuestros amigos las extraordinarias vistas que hoy he tenido en el cortijo.

1 comentario:

  1. Qué gran provincia es Granada!. Más extensa y variada que algunas autonomías españolas que pretenden diferenciarse. Y qué hermosa capital.

    ResponderEliminar