Como siempre, la cuadrilla dominguera, nos distribuimos cada uno en su sitio y al tajo (nunca mejor dicho). Víctor es muy polivalente: lo mismo hace mezcla, que alarga probetas, como abastece de agua; es un fiera. Yo, más moderado, también hago lo que puedo; sobre todo, atiendo que a Silvio no le falte de nada, ya que él es el verdadero maestro de obras.
Colocamos un mallazo y lo rellenamos de una buena capa de hormigón. Por el extremo más bajo nos queda un par de filas de probetas y por el más alto 5 o 6. A partir de ahí seguiremos subiendo hasta terminar.
Esta semana intentaremos echar un par de tardes y, de nuevo, el domingo que viene le daremos un buen avance.
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