AMANTES DEL CAMPO

martes, 10 de abril de 2012

SEMANA SANTA RIOJANA


El ser humano ha de cumplir con sus hermanos. No es que sea un refrán ni una frase hecha, simplemente viene muy bien para comenzar el presente post.


Sin pensarlo mucho y como un deber que había que cumplir hicimos las maletas y nos fuimos a La Rioja. Allí nos esperaban (más bien no nos esperaban porque nuestra llegada fue de sorpresa) nuestra familia riojana. Una familia que empieza por los hermanos, pero que continua en cuñados, amigos, cuadrillas, compañeros, etc. repartidos todos por múltiples localidades de La Rioja.

Al principio llegas con la intención clara de ver con tus propios ojos lo que por teléfono tanto te inquieta, se trataba de ver para creer (ahora que estábamos en tiempos pascuales). La primera impresión, también la segunda y sucesivas, fue de tranquilidad y esperanza. Todo discurre como un buen guión, programado hasta el mínimo detalle. La salud y alegría rebosa en la familia.

Ahora bien, pasados los primeros instantes, comenzó la máquina a funcionar. Había que aprovechar todos los momentos al máximo y sacar el mayor partido de nuestro viaje. No perdimos el tiempo, enseguida empezamos a programarlo todo, teniendo en cuenta que Toñi debía ser la protagonista y centro principal de nuestro viaje.


Ya esa primera noche, a pesar de las 9 horas de viaje, nos fuimos directamente al Tiriquillas, saboreamos sus exquisitas tapas (pinchos, como allí le llaman) y, como no, saboreamos sus excelentes caldos. Allí no pides un Rioja, sino que directamente si pides un vino y ya te ponen lo mejor de su tierra. El precio de los chiquitos te sorprende, sobre todo si tienes la referencia de lo que te cuesta fuera de allí, normalmente no supera los 60 céntimos y, qué queréis que os diga, a cuál mejor. Otra cosa son las tapas:  muy elaboradas, muy bien presentadas, pero también muy bien cobradas.


Otros días, nuestras salidas fueron por La Herradura. En Haro (capital de La Rioja Alta) existe una calle con forma de herradura y que la mayor parte de sus locales son restaurantes y bares de chiquiteo, como allí le llaman. Yo ya la conocía, pero siempre es bueno recordad viejos tiempos y lugares. Fuera de La Herradura también existen bares muy buenos, a los que también hicimos su preceptiva visita.


Una visita obligada, y valga la redundancia, era la de Gregorio y Juani. ¡Cuánto aprecio al amigo Gregorio! cada vez que estoy a su lado aprendo algo. Estuvimos hablando de la obtención de semillas en puerros y cebollas y me dio tres tipos de pimientos: guindillones riojanos, pimientos "dulcillos" y guindillas riojanas. De nuevo bajé a su despensa y quedé admirado de sus conservas.




El Jueves Santo estuvimos con la familias de Lardero. Ágel, Mari Carmen y sus hijas Rebeca y Cristina. Son encantadores y nos dejaron un recuerdo entrañable. La Cuadrilla de Aurio, Ángel y Josechu y de la que soy ya miembro de pleno derecho, nos agasajó con unas chuletitas de cordero al sarmiento, qué queréis que os diga; insuperables. Hubo también careta, embutidos de la tierra y, como no, vinos de Rioja de diferentes añadas, aunque lo mejor fue, sin lugar a dudas, la grata compañía. La reunión fue en la bodega de Pedro, nos enseño su "calao", que son espacios perforados en la roca, que quedan bajo el nivel de tierra y que mantienen en verano y en invierno una temperatura constante de 12ºC. Allí, con el chaquetón puesto, empezamos a coger el tono con las primera botellitas. Quedamos en vernos de nuevo, esperemos que nuestro deseo se haga pronto realidad.



No todo era comer y beber, había que rebajar la tripa. Una tarde nos fuimos a pasear por el barrio de las bodegas de Haro, donde se encuentra Muga, Cvne, Bodegas Bilbaínas, Rioja Alta, Roda, pero la que más nos gustó fue López de Heredia, es un monumento por sí misma, luego el Viña Tondonia, que es su principal marca, lo dice todo.


Estando tan cerca de la cuna del castellano no podía faltar la visita a San Millan de la Cogolla, a los monasterios del Yuso y del Suso. Tenía que ser estremecedor contemplar desde cerca los códices que contienen las primeras letras de nuestro idioma. De camino paramos también en Berceo, cuna de Don Gonzalo y también visitamos la principal parada en el Camino de Santiago, que es Santo Domingo de la Calzada, poseedora de un enorme patrimonio e historia. Recordamos en el Parador aquella visita que hicimos con los Chiquitos hace ya algunos años. Otro día nos acercamos a Briones, con su espectacular casco antiguo y su localización estratégica junto a los meandros del Ebro, controlando desde sus alturas un radio de 360º a su alrededor.



Otro día también nos escapamos a Bilbao y pudimos observar el cambio que ha experimentado esta ciudad en los últimos 20 años. La zona de la Ría se ha convertido en un lugar excepcional. El Guggenheim, la Torre de Iberdrola, la Universidad y la zona de Deusto, nos dejaron sorprendidos.



Cuando estuvimos con Mamen, en su bodega de Valenciso, nos ofreció el mejor de su tiempo para darnos a conocer parte de su vida, como son sus vinos. Con qué amor, cariño y esmero elaboran sus reservas. Lo han arriesgado todo por una uva, la Tempranillo, y una marca Valenciso Reserva, y desde luego que les está saliendo bien. Nos hizo una cata donde descubrios las principales características y esencias de su vino. Probamos el reserva 2005 y con sus apreciaciones, más las que aportó nuestro guía particular (el Doc) degustamos uno de los mejores vinos que hemos probado en nuestra vida.


La visita llegó a su fin, aunque nos queda el buen recuerdo de la familia, el calor y el amor con que nos han acogido. Nos fuimos sabiendo lo mucho que nos dejábamos allí. Pronto nos volveremos a ver.

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