El concepto que tengo del cortijo como estructura física y el de la tierra como realidad viva y productiva, se funden en uno solo. Es por ello que no podemos descuidar ninguna de ellas ya que perjudicaría al conjunto entero.
Tenemos pues que seguir terminando aquello que empezamos, y lo más inmediato es finalizar el suelo de la parte posterior del cortijo, por lo que hacen falta materiales: mallazo de hierro y cemento, la arena ya la tengo.
Esta tarde un camión de José Díaz nos ha llevado la materia prima, nosotros haremos el resto. Supone una satisfacción muy grande el poder hacer uno la mayor parte de los trabajos, sean agrícolas o los que surjan en la vivienda.
Hay que procurar en nuestra vida ser lo más autosuficientes posible, sobre todo tal y como se está poniendo la cosa. Es pues imprescindible invertir en todo tipo de maquinaria y herramienta que te posibiliten realizar cualquier trabajo. La experiencia nos hará cada vez más entendidos, y aunque el trabajo no sea profesional, el resultado nos hará sentirnos enormemente orgullos de lo que realizamos.
El cortijo San José, como sabéis, tiene más de 150 años, con lo que siempre hay que estár muy encima reparando y renovando cualquier cosa que se deteriore. Por otro lado la explotación agrícola es muy grande, excede a lo que sería un huerto familiar común, generando también mucho trabajo. Si a ello le añadimos que nuestra vocación es la de realizar una agricultura ecológica, pues comprenderéis que el trabajo sea arduo y en muchas ocasiones se nos vaya acumulando. Os comento ésto para que en ningún momento penséis que tal situación me supone un trabajo estresante, ni me ocupa todo mi tiempo. Si fuera así ya habría abandonado y lo enfocaría de otra manera. El secreto es muy simple, lo aprendí cuando estuve con mi amigo Miguel Correa en la jefatura de estudios: Lo que no se pueda hacer hoy, se hace mañana, y lo que no pasado, pero nunca hay que dejar de hacerlo.
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