La hortaliza en invierno necesita, por lógica, menos riegos que en el verano. No digamos nada si llueve con asiduidad, que no haría falta ni regar.
La tierra del 2º bancal, donde están las lechugas, apio, puerros, etc. está más abierta al viento, con lo que se seca antes que la de la hoya (donde están sembradas las habas) que está más abrigada. La tierra de este bancal todavía tenía jugo, pero nuestras plantas agradecerían un buen riego, así que me puse manos a la obra.
Conecto el agua al principio del riego, comunico los surcos y por gravedad, se va regando todo sin necesidad de ir cambiando la goma. De esta manera puedo estar haciendo otras cosas mientras se está regando.
Las lechugas rojas están impresionantes y algunas hojas de apio van tomando consistencia. Ya mismo estamos comiendo ensalada con estas verduras. A la escarola le falta un poco más.
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